
Como diseñadores, tenemos un poder enorme: comunicar, emocionar y facilitar la vida a través de lo visual. Pero, como decía el Tío Ben, con ese poder viene también una responsabilidad: hacer que nuestro diseño sea accesible para todos, no solo para quienes ven, escuchan o leen “sin dificultad”.
Ahí entra en juego el diseño inclusivo.
¿Qué es el diseño inclusivo?
Es el enfoque que busca crear productos, servicios y experiencias que puedan ser utilizados por la mayor cantidad de personas posible, sin importar sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas.
Y no, no se trata de hacer “algo especial” para personas con discapacidad. Se trata de incluir desde el inicio, de pensar en la diversidad de usuarios como una realidad y no como una excepción.
¿A quiénes debemos tener en cuenta?
- Personas con dislexia, que necesitan tipografías más legibles, sin serifas ni letras muy decorativas.
- Personas con baja visión o ceguera, que pueden beneficiarse de alto contraste, texto en braille o lectores de pantalla.
- Personas daltónicas, para quienes el color no puede ser la única forma de transmitir un mensaje.
- Personas sordas, que requieren subtítulos en videos o gráficos que no dependan solo del sonido.
- Personas con dificultades cognitivas o motoras, para quienes la simplicidad, claridad y usabilidad son clave.
¿Y en la práctica, cómo lo aplicamos?
- Eligiendo bien la tipografía y el contraste de color
- Usando iconografía clara y no depender solo del color para indicar algo
- Diseñando interfaces navegables por teclado o lectores de pantalla
- Agregando descripciones alt en imágenes
- Proponiendo alternativas como subtítulos, textos en audio o braille
¿Por qué es importante para una marca?
Porque una marca inclusiva es una marca humana. Y eso conecta, construye confianza y se diferencia. Además, es un plus competitivo: cuando proponemos soluciones inclusivas en nuestros proyectos, no solo demostramos profesionalismo, también empatía y visión.
Y sí, hay leyes. En muchos países existen normas de accesibilidad visual, auditiva y digital que deben ser respetadas, especialmente en sitios web, productos públicos y empaques. Como diseñadores, tenemos que conocerlas y aplicarlas. No solo por obligación, sino porque es lo correcto.
El diseño inclusivo no es diseñar “para personas con discapacidad”. Es diseñar para personas, punto, es anticiparse, considerar, incluir… y crear experiencias que lleguen a todos. Como profesionales del diseño, debemos proponerlo, aplicarlo y educar sobre su importancia, porque diseñar para todos es diseñar mejor.
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